El proyecto planteado no apuesta por una intervención drástica y traumática con el edificio existente. Más bien al contrario, se apuesta por la integración y la resolución del programa desde el respeto a aquello existente y valioso, con la introducción de los elementos y sistemas necesarios y apropiados al edificio.
Se trata de una propuesta integradora, donde se ha valorado la conservación de todos los elementos y sistemas de interés y en buen estado que pueden seguir cumpliendo su función. Entre ellos destacan la estructura vertical de muros de carga que es considerada como un elemento clave de la propuesta. En base a su actual capacidad portante, no se plantean estructuras que suplementen o descarguen la misma, obteniendo de este modo un mayor rendimiento de la superficie útil interior. No sucede así con las estructuras horizontales que, debido a su deteriorado estado, deben ser sustituidas. En este proceso se ha apostado por un sistema de losas de hormigón armado que además de resolver las luces planteadas en el suelo de planta 1ª, funcionarán como elementos de atado entre los muros perimetrales actuales del edificio.
La estructura de la cubierta se respeta en sus elementos principales: los cuchillos. El resto se renueva con una nueva solución de apoyo, y para el descuelgue de los complejos sistemas de techo de la sala.
El edificio conserva asimismo las áreas funcionales que en su día tuvo, mas sometidas a una renovación patente. Los espacios servidores se localizan en su lateral sur, donde estuvieron, y donde los recovecos de las fábricas nos permiten su acomodo de manera más holgada. Todo el sistema de despachos, camerinos y servicios de planta 1ª se configuran como elementos mueble, ligeros y materialmente bien diferenciados respecto a las fábricas originales. Éstos se iluminan cenitalmente abriendo unos lucernarios en cubierta que, en un afán por integrarlos con el tejido existente, asemejan las chimeneas que por doquier salpican las cubiertas del casco histórico. Funcionan como cañones o chimeneas de luz que iluminan tanto los despachos superiores como los almacenamientos inferiores.
El patio de butacas y el anfiteatro mantienen su antigua disposición, y sus dimensiones son escasamente ampliadas. En este espacio se destinan los mayores esfuerzos constructivos. Todo el interior de este espacio es trasdosado por un sistema panelado acústico. El techo se descuelga del tirante de los cuchillos de cubierta, mediante paneles de lamas de madera con función acústica, que alojan todas las complejas instalaciones necesarias para la sala, además de permitir fácilmente el mantenimiento por el interior de la cubierta.
El vestíbulo es el espacio más representativo del edificio. Desde el porche de entrada la transición hasta la sala se produce a la manera clásica, por el soportal, el umbral de acceso, la doble altura del hueco de la escalera principal, el umbral de transición a la sala, y la propia sala. Este complejo sistema de transiciones estaba también en el edificio anterior, y es ahora recuperado, casi implementado al introducir el gran vacío central que preside todo el espacio de acceso, bañado por la luz cenital que proviene desde la cubierta.
