El diseño del edificio se apoya en la funcionalidad de sus espacios y en una imagen exterior clara, concisa y tecnológica, que informe de los procesos BIO que se van a producir en su interior. La distribución de espacios es sencilla, primando la funcionalidad, flexibilidad y modularidad para adaptarse a las necesidades de la empresa que va a ocupar el edificio. Los espacios proyectados pueden redistribuirse fácilmente, tanto en esta fase, como a lo largo de la vida útil del edificio, sin que esto necesite de modificaciones constructivas de suelos, techos o instalaciones, o molestias a sus inquilinos.
La imagen exterior pretende constituirse, junto con el edificio contiguo, en una arquitectura de referencia en la zona. Se pretende la cohesión del conjunto buscando una imagen vinculada a nuestros vecinos, pero no idéntica, y que transmita el mensaje de modernidad, calidad y funcionalidad. Su aspecto general es de un edificio de laboratorios de investigación, singular, innovador, eco-eficiente y bien relacionado con su entorno.
Los diferentes materiales y sistemas constructivos han sido elegidos en función de su adecuación a los espacios proyectados, a su durabilidad en el tiempo, a su conservación material, y a su bajo mantenimiento. Este mismo principio de economía preside también el diseño de las instalaciones.
Constructivamente se plantea un edificio de ejecución fácil y rápida, sin requerir excesivos alardes; combinando el uso de elementos prefabricados en todos los niveles de ejecución, desde la estructura hasta los cerramientos y particiones, con otros elaborados in situ. Sobre rasante se plantea una construcción en seco, en donde la modularización y estandarización facilitarán el proceso.
